Los tratamientos para el dolor crónico pueden centrarse en el alivio de los síntomas o en el tratamiento de la afección subyacente, y pueden variar en función de la causa y la gravedad de la afección individual de cada paciente, así como de su salud general y su historial médico. Los programas de tratamiento del dolor que tienen más éxito son los que se adaptan específicamente a cada paciente para que pueda seguir participando activamente en su propia recuperación.